martes, 17 de junio de 2008

Los usos de Internet






De acuerdo con una encuesta hecha por Apoyo entre los asistentes al CADE estudiantil – chicos del tercio superior de todas las universidades e institutos del Perú- organizado por IPAE, los jóvenes de nuestros institutos superiores usan Internet más de lo que leen periódicos y, en muchos casos, más de lo que ven TV –que ha experimentado una disminución como fuente de entretenimiento- y escuchan radio.

En efecto, casi el 50% de los encuestados se desplazan por la WWW todos los días, un número importante de ellos a través de esa peruanísima invención que son las cabinas públicas, otros en sus centros de estudio y un porcentaje cada vez más apreciable – mayor, como es esperable, los chicos de universidades privadas- desde sus casas.

Algunos padres pueden sentirse nerviosos ante estas cifras, ya que muchos de ellos ven en Internet un espacio lleno de trampas, tentaciones y peligros. Páginas llenas de sexo, lugares que incitan a la violencia o la muestran de la manera más cruda posible, reclutadores de incautos para sectas esotéricas y, por cierto, los interminables e imprevisibles encuentros a través del Chat, son algunos de los dolores de cabeza para quienes se preocupan con toda razón por la salud mental y la seguridad de sus hijos.

Pero hay datos que ponen las cosas en un contexto menos angustiante. En la misma encuesta, cuando se pregunta a los jóvenes para qué fines – podían mencionar varios- usan Internet, el 88% contestan que para buscar información, 73% para usar el correo electrónico, 63% para asuntos ligados con sus estudios, 48% para chatear, 24% para su trabajo –un 48% de los chicos asistentes al CADE trabajan y estudian- y 13% para entretenerse.

Son objetivos bastante aceptables y el peso que tiene cada uno de ellos puede tranquilizarnos: los chicos, por lo menos los estudiantes, usan el espacio cibernético para aprender, enterarse, comunicarse, obtener datos y divertirse. Es lo que podría esperarse de cualquier tecnología de información.

Ahora, claro, los peligros son reales y el asunto no es solamente advertir, prohibir, espiar, sino definir cada uno de esos peligros y ofrecer alternativas para evitarlos y enfrentarlos, exactamente como con el resto de amenazas que acechan en nuestras calles, colegios y – no lo olvidemos- hogares.

Pero igualmente importante, es que los padres aprendan los usos y trucos de Internet, sientan el enorme poder y placer que procura, puedan usar la WWW para hacer cosas junto con sus hijos, desde el árbol genealógico familiar, hasta un emocionante juego en línea, pasando por resolver algún enigma que ningún libro ha podido resolver. Es en esa convergencia donde lo positivo y negativo encontrará un balance razonable.

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