sábado, 28 de junio de 2008

EL COMENTARIO DE TEXTO EN LA PRUEBA DE HABILIDADES COMUNICATIVAS

La prueba de habilidades comunicativas del área de Comunicación se compone de tres partes:

a. Expresión y comprensión oral.

b. Comprensión lectora.

c. Producción de textos.

La segunda parte, la comprensión lectora (el análisis de texto), consta a su vez de dos partes en las que se evaluará:

1. Capacidad de síntesis y análisis del contenido del texto.

Para ello se pide:

a. Indicar el tema y la organización de las ideas del texto.

b. Escribir un resumen.

2. Comentario crítico sobre el contenido del texto.

En esta parte se solicita el enjuiciamiento y valoración del contenido del texto, así como su

opinión sobre el tema.

La valoración del análisis del texto asciende a diez puntos de los veinte totales de la prueba de habilidades comunicativas. Estos diez puntos se distribuyen de la siguiente manera:

2 puntos para el resumen;

3 para la enunciación del tema y la descripción de la estructura;

5 puntos para el comentario crítico.

La calificación del ejercicio valorará el contenido y la expresión, teniendo en cuenta respecto a la expresión:

La corrección gramatical (ortografía, signos de puntuación...)

La precisión y claridad en la expresión

El orden y la coherencia en la expresión (estructura del texto, adecuación a las cuestiones o

temas propuestos...)

La riqueza de estilo (variedad, fluidez...)

El principal problema a la hora de realizar el ejercicio de comentario de texto se encuentra en el método a seguir. Sobre todo, el alumno debe evitar confiar en la “inspiración” o en “a ver qué se me ocurre” y, por tanto, debe seguir una serie de pasos que le ayuden. Para lograr un resultado óptimo, debemos partir de una fase previa: la lectura del texto.

LA LECTURA DEL TEXTO

La lectura es la base de un buen comentario de texto porque de ella depende que comprendamos el texto en su totalidad. No basta con leerlo una sola vez ni con leerlo repetidamente “a ver si nos enteramos”. Te proponemos una sucesión de lecturas sistemáticas:

1. Lectura comprensiva: el objetivo es conseguir una visión global del texto.

En esta fase debemos limitarnos a entender la superficie del texto. Para ello indagaremos en el significado de las palabras y la comprensión de los conceptos utilizados.

2. Lectura analítica: ahora debemos arañar la superficie del texto y ver qué hay debajo, para descubrir el hilo conductor y las ideas claves del texto. Para ello debemos:

a. Subrayar todo lo que se considere importante y distinguir lo esencial.

b. Escribir al margen resúmenes de distintas partes, párrafos o grupos de párrafos.

De esta lectura debemos deducir de qué habla el texto y bajo qué enfoque, es decir, el tema. Después reconstruiremos la estructura en que se apoya lo subrayado: dividiremos en partes indicando las ideas fundamentales y las secundarias, pensaremos en la conexión entre las distintas ideas principales y las secundarias entre sí. De esta lectura deduciremos la progresión temática: a dónde quiere llegar el autor y qué camino utiliza para llevarnos allá.

3. Lectura crítica: comprender el texto supone incorporarlo a nuestros conocimientos anteriores, incluso con el riesgo de que éstos se modifiquen, se cuestionen o bien se refuercen. Al principio, este proceso de incorporación del texto a nuestro conocimiento del mundo se produce inconsciente e involuntariamente. Para hacer consciente la comprensión profunda del texto, debemos respondernos a ciertas cuestiones:

a. Relativas al texto:

¿A qué discurso pertenece, periodístico, judicial, literario, etc.?,

¿Quiénes son sus destinatarios?, ¿qué opiniones espera que compartan sus destinatarios;

¿Qué opiniones critica o espera modificar?

b. Relativas al mundo:

¿En qué condiciones o circunstancias históricas se redacta?,

¿Es polémico o conformista con la visión del mundo comúnmente aceptada?,

¿A qué hechos o noticias recientes se refiere?,

¿Es un tema de actualidad candente o un tema siempre debatido por los seres humanos?,

¿Parte de unos valores políticos o éticos presupuestos?

¿Es el autor un especialista en el tema propuesto? ...

c. Las respuestas a estas preguntas también nos implican en el texto:

¿Me afecta el tema del texto?,

¿En qué medida se dirige a mí?,

¿Comparto sus opiniones?, en ese caso ¿total o parcialmente?,

¿Me sorprende la crítica que propone?, ¿por qué?,

¿Puedo aceptar sus principios?,

¿Polemiza con mis principios políticos o éticos?,

¿Qué argumentos hubiese utilizado yo de escribir este texto?

¿Qué argumentos se le pueden objetar?....

EL TEMA

Definir el tema tratado en el texto es el primer ejercicio de síntesis que debemos realizar. El tema es un elemento que proporciona coherencia al texto. Cada una de las partes del texto debe referirse explícita o implícitamente al tema propuesto.

Sin embargo, no debemos pensar que el tema se puede definir con una sola palabra, un sustantivo. La coherencia del texto viene proporcionada por el asunto objeto del tema y por su tratamiento. Por tanto, al definir el tema, debemos indicar no sólo de qué se habla, sino también bajo qué enfoque. Así pues, el tema se definirá refiriendo:

a. El objeto de estudio, es decir, de qué habla.

b. La parte concreta analizada, es decir, de qué aspecto.

c. Su relación, conflictiva o no, con alguna otra parte de la realidad humana, es decir, en relación

con qué.

Fíjate en que el tema así planteado nos ofrece una panorámica de la que será su progresión temática, de tal modo que podremos intuir la estructura. Es como un primer indicador de dirección, ruta y destino para un viaje.

Debemos tener mucho cuidado, pues esto no significa indicar en el tema la subjetividad del emisor ni las conclusiones u opiniones expuestas. Tampoco debemos confundir el tema con un posible título para el texto. El título de un texto busca tan sólo atraer la atención de los lectores, provocar su sorpresa o interés. Es más, el título puede en ocasiones confundirnos y no debemos dejarnos llevar por él para determinar el tema de un texto.

Es preferible indicar el tema con un sintagma nominal complejo, evitando expresarlo con una oración o con una sola palabra. El tema puede ser definido por dos estudiantes con palabras diferentes, bien porque se destaquen un matices diferentes, bien porque se defina de una manera más general o más precisa, bien porque utilicen léxicos diferentes.

LA ESTRUCTURA DEL TEXTO

La descripción de la estructura del texto es un ejercicio en el que demostramos no solo nuestra comprensión del texto y de las relaciones entre sus partes, sino también nuestra capacidad de síntesis al extraer las ideas principales y las secundarias. Una vez realizadas las actividades de lectura, subrayado y definición del tema del texto, se necesita volcar esta información en una estructura.

La estructura del texto se muestra a través de un esquema. Éste ordena las ideas de un texto, refleja de un golpe de vista la estructura general y facilita el recuerdo, la comprensión y el aprendizaje. Para elaborar el esquema debemos:

a. Dividir el texto en partes pequeñas que compartan un mismo punto en el desarrollo temático.

b. Reconocer las estructuras textuales y la función que cumple cada una de las partes indicadas: la estructura descriptiva (nombre, definición, partes y características) narrativa (personajes, acciones, cronología, comienzo, desarrollo, desenlace) expositiva (definición, explicación, partes, causas, consecuencias, características, ejemplos) o argumentativa (tesis, argumentos, contraargumentos, refutaciones, conclusiones).

c. Reducir a conceptos o palabras claves cada una de las partes en que hemos dividido el texto. Estas palabras pueden aparecer en el texto y las subrayamos o puede que tengamos que deducirlas nosotros mismos. Entonces debemos escribirlas al margen de cada parte. Estas palabras o conceptos claves serán las ideas principales desarrolladas en cada una de las partes. Es el momento de indicar la función de cada parte en la estructura textual. La división en partes y la definición de las ideas principales nos proporcionan la estructura básica del texto.

d. Dentro de cada parte veremos cómo la idea principal se reelabora en otras ideas secundarias. Además tanto la idea principal como las secundarias se concretan en una serie de datos o ejemplos que también señalaremos.

e. Finalmente, debemos dibujar la estructura en un esquema que reproduzca la linealidad del texto, la función, idea principal, ideas secundarias y datos o ejemplos concretos de cada parte.

No debemos abusar de expresiones como “Desde tal palabra hasta tal otra” ni “Desde la línea tal hasta la línea cual” pues no aportan claridad ¡ni el profesor es un ordenador!

El dibujo del esquema puede adoptar la forma de árbol invertido, porque primero aparece la raíz, el tema, y después el tronco o ideas principales y finalmente las ramas o ideas secundarias. Otra forma es el esquema radial porque la palabra clave se coloca en el centro del esquema y las ideas principales y secundarias se unen por medio de flechas.

También podemos utilizar los sistemas más “clásicos” de llaves o de números y letras.

EL RESUMEN

Una vez definidos el tema y la estructura del texto, estamos en condiciones óptimas para redactar el resumen. Respecto a esta actividad, los profesores nos comportamos como si fuese muy elemental y se da por sabida, pero los alumnos la temen como si se tratara de un ejercicio extraordinario, difícil y de técnica desconocida. Ni lo uno, ni lo otro.

Efectivamente, el resumen está permanentemente en nuestras actividades cotidianas, lo practicamos cada vez que contamos el argumento de una novela, una noticia, explicamos nuestras convicciones sobre alguna cuestión o explicamos las opiniones ajenas. Es decir, a menudo en nuestras actividades diarias utilizamos diferentes textos, pero no en su integridad, sino a través de un resumen. Pero también es verdad que el resumen escrito de un texto complejo requiere unas habilidades y una preparación específica.

¿Qué es resumir?

Resumir es construir un nuevo texto que sustituye a otro conservando su información y su organización textual. Por eso, resumir es solo posible si se ha comprendido y analizado el texto en cuestión. Un resumen es una especie de mapa que nos permite movernos por el texto ausente, conservando la información esencial y proporcionando un hueco por si quisiéramos dar cabida a la información omitida. El resumen debe representar, no reproducir, con fidelidad el texto, de tal manera que la información que hemos omitido, pudiésemos asociarla a algún fragmento del resumen.

El resumen también debe recoger el aspecto pragmático del texto, es decir, identificar el autor, el texto en concreto, el tipo de mensaje y su intención comunicativa.

¿Qué hace el autor con el texto? Esta parte debe ser el inicio de nuestro resumen y hace que cualquier lector identifique inmediatamente nuestro texto como un resumen.

Inmediatamente después debe aparecer la información sobre el contenido: el objetivo del texto y las informaciones principales y secundarias. Para esta parte podemos usar la información detallada en la estructura. Finalmente, el resumen debe ser coherente, es decir, tener los debidos mecanismos de coherencia textual: conectores, sinonimia, correferencias, repeticiones, etc., de modo que cada oración del resumen deje clara su relación con las oraciones anteriores.

En el resumen, la búsqueda de la brevedad hace que omitamos información porque se da por “sabida” por el lector, sin darnos cuenta de que es necesaria para la correcta comprensión del resumen. Debemos, por tanto, explicitar y concretar los hechos y circunstancias a que se refiere el autor sin dar nada por sabido o presupuesto.

Resumir consiste en cuatro operaciones fundamentales: omitir, seleccionar, generalizar y construir:

a.) Omitir todo lo que no tenga función en la estructura: situaciones anecdóticas, aspectos casuales

o episódicos. Son datos sin importancia en el diseño general del texto.

b.) Seleccionar consiste en mantener la parte del texto que recoja lo esencial. La selección consiste

en reescribir el enunciado que implica los otros. ¡Pero mucho cuidado con repetir y copiar las

frases del texto! El resumen debe consistir en todo momento en un nuevo texto construido

totalmente por nosotros.

c.) Generalizar consiste en redactar el caso general que engloba los casos concretos que aparezcan

en el texto.

d.) Construir: a veces el texto original omite información porque su autor espera que los lectores la

deduzcamos. En este caso debemos reconstruir esa información que relaciona acciones o hechos

que aparecen en el texto original.

Resumir es construir un nuevo texto pero utilizando selecciones, omisiones y generalizaciones, de ahí que el resultado no conserve apenas las palabras literales del texto.

Debemos comprobar que el resultado de estas operaciones posea las siguientes características:

1. Brevedad: el resumen condensa y reduce sin dejar atrás ningún dato importante pero sin enunciar datos accesorios, pues eso significa darles una importancia que no poseen en el texto.

2. Objetividad: no se debe tergiversar el sentido del texto ni utilizar términos equívocos o inexactos. Tampoco se deben dar valoraciones personales que distorsionen lo expresado en el texto.

3. Textualidad: el resumen es un texto breve pero completo. Se debe evitar tanto hacer resúmenes esquemáticos como seguir linealmente la sucesión de ideas del texto. Es aconsejable no tener delante el texto al hacer el resumen y seguir nuestro propio orden de exposición.

4. Personalidad: no se debe imitar el estilo del texto resumido. Se debe utilizar un tono y estilo neutro con nuestras propias palabras. Si el autor ha utilizado un estilo concreto con una intención significativa, debemos hacer referencia a este estilo al principio o al final del resumen, nunca en medio. Este es el caso de la ironía, la vehemencia, la hipérbole, la alusión directa al lector, etc. Sin embargo, si un estilo determinado es el esperado en ese tipo de texto o, sencillamente, es el fruto de una redacción esmerada, no debemos hacer alusión a él en el resumen. Por ejemplo, el tono serio y solemne de la Constitución no es significativo pues es el esperado en ese tipo de textos y, por tanto, no se debe indicar en un resumen. No copies nunca partes del texto.

Cada lector resume de manera distinta: primero, porque los estilos son diferentes; segundo, porque como dijimos acerca del tema, las percepciones también difieren. Sin embargo, no puede haber dos resúmenes tan diferentes que pensemos que corresponden a textos originales diferentes.

EL COMENTARIO CRÍTICO DEL TEXTO

Con el comentario crítico se pretende valorar nuestra capacidad de creación y redacción de textos personales, coherentes y correctos estilística, gramatical y ortográficamente. También es una forma de comprobar que hemos comprendido profundamente el texto comentado.

“Comprender profundamente” significa no solo comprender “la letra”, sino también que comprendemos el mundo al que se refiere, las ideas que subyacen, las personas a las que se dirige, lo que quiere lograr de estas personas, de qué quiere convencerlas y para qué, es decir, su intención comunicativa. Observa que estas preguntas debemos hacérnoslas durante la lectura crítica.

Comentar implica, por tanto, “explicar el texto”. Para explicar el texto, debemos suponer que existen receptores para los que es totalmente ininteligible porque no conocen el mundo al que se refiere, ni las ideas que lo sustentan ni se imaginan qué cambio espera provocar en sus receptores. Cuando expliquemos el texto, debemos tener en mente a este receptor tan ignorante (¡aunque se trate del señor profesor!).

“Comprender profundamente” también significa que el texto provoca una respuesta en nosotros no como estudiantes, sino como ciudadanos. El texto propone ideas que coinciden, difieren o modifican nuestros conocimientos y opiniones previas sobre el tema.

Hemos visto que el autor posee unas determinadas intenciones comunicativas que se satisfacen, en alguna medida, en nosotros. El comentario es nuestra respuesta como receptores al mensaje enviado por el autor.

Comentar implica también, por tanto, “responder al autor del texto”, entablar un diálogo. Dialogar con alguien nos obliga a partir desde el punto donde lo dejó nuestro interlocutor (el autor, en nuestro caso), a apoyar o criticar las ideas defendidas por éste, a derivar nuestras propias consecuencias si apoyamos sus conclusiones, y a deducir nuestras propias conclusiones y consecuencias si es que criticamos las del autor.

Varios son los problemas con los que el estudiante se enfrenta al abordar el comentario crítico:

1. Falta de juicio previo o de opiniones formadas sobre el tema propuesto.

Efectivamente, por la juventud y variedad de intereses nadie espera que el estudiante opine con profundidad sobre todos los temas posibles. Sin embargo, si el alumno percibe que el texto provoca su asentimiento, rechazo o, por qué no, su sorpresa, entonces, eso se debe a que el texto ha dado con algún conocimiento o experiencia previa que le puede servir para desarrollar el comentario. Incluso, aunque esto no ocurriera, el alumno debe tener claro que el texto propuesto ya es un objeto por sí solo comentable desde criterios más objetivos. De todos modos, estar al día de la actualidad periodística, leer artículos de opinión y estar atentos a los debates sociales son una gran ayuda no solo para responder a un comentario crítico, sino especialmente para madurar como personas y ciudadanos responsables.

2. Temor a no expresar la opinión correcta o acertada. No existen respuestas fallidas ni acertadas en un comentario crítico, pues todas las opiniones son válidas.

Solo se va a evaluar que el comentario se atañe al texto comentado, que se expone las ideas propias coherentemente y que el estilo y la redacción son correctos.

3. Comprensión parcial o incompleta de lo expuesto en el texto. No es necesario comprender el texto en su totalidad. La comprensión de las ideas principales y el reconocimiento del tema, de las tesis y de las consecuencias propuestas por el autor son suficientes para la elaboración de un comentario crítico.

4. Falta de conciencia de por qué está a favor o no de lo expuesto. Nuestra primera respuesta es siempre intuitiva. Para hacerla consciente debemos proceder a una lectura crítica. Esto implica leer preguntándonos acerca de las condiciones de verdad o falsedad de cada una de las partes del texto y de los argumentos utilizados por el autor y respondiéndonos qué pensamos nosotros al respecto. De esta lectura crítica extraeremos los argumentos que manejamos para la explicación y defensa de nuestras opiniones respecto al texto.

5. Hábito de reproducción de textos “estudiados”, es decir, memorizados. Los exámenes nos obligan a reproducir de memoria no solo unos datos o conceptos, sino también la estructura en que están ordenados para su enunciación. Esta práctica “atrofia” nuestra capacidad de crear textos propios con contenidos académicos.

Debemos, por tanto, ser conscientes de esta deficiencia y cambiar de mentalidad a la hora de redactar el comentario crítico, pues no es un “examen” tradicional.

6. Excesiva confianza en la inspiración o la espontaneidad a la hora de redactar.

Precisamente, los únicos textos no memorísticos que el alumno produce habitualmente son cartas personales, debates orales improvisados y conversaciones distendidas con los amigos. Por eso rechaza la preparación previa y programada de un texto, sin darse cuenta de que el comentario requiere un esquema previo para que dé como fruto un texto completo y coherente. Además, el esquema se convierte en una herramienta fundamental para utilizar el escaso tiempo disponible para esta prueba escrita en la selectividad. La práctica del esquema y del comentario son ejercicios necesarios y útiles para otras muchas pruebas que la vida nos ofrece, como la redacción clara y comprensible de una instancia a la administración, una reclamación por escrito, la defensa de nuestras posiciones e intereses en un conflicto, a la hora de competir por un puesto de trabajo, etc.

7. Dificultades a la hora de utilizar la puntuación y el léxico correctos. Hay una serie de medidas que ayudan a evitar errores lingüísticos y estilísticos:

a. Escribir oraciones cortas y sencillas (recuerda: el punto y seguido es el mejor amigo del que

escribe). No escribir el monstruo oración-párrafo. Tanto “que” y tanto “y” y tanta coma

innecesaria se pueden eliminar y sustituir por un punto y seguido.

b. Colocar una coma solo cuando sea necesario (enumeraciones, apartes, explicaciones a una

palabra, después de la proposición subordinada y antes de la principal) y nunca entre el sujeto y

su verbo, nunca para separar oraciones y nunca porque pensemos que “haya que hacer una

pausa”.

c. Ordenar el texto en párrafos. Cada párrafo, una idea.

d. Cuidar la presencia y legibilidad del texto.

e. No utilizar una palabra porque nos parezca más culta que otra a no ser que tengamos certeza de

que nuestro uso es el correcto

f. No utilizar palabras ni expresiones coloquiales, pues podemos caer en el lenguaje inadecuado,

cuando no vulgar. Si se usa expresiones coloquiales, debe ser excepcionalmente, entre comillas y

con alguna función estilística, como la ironía, la exageración, reducción al absurdo, etc.

g. Evitar la presencia de la primera persona (en mi opinión, yo creo...). Está claro que lo que tú

firmas, es tu opinión.

h. Evitar la segunda persona: “si estudias mucho, tienes más posibilidades de aprobar”. Esta es una

forma de generalización muy coloquial.

i. Para la impersonalidad o la generalización culta, se usa la tercera persona singular y la

impersonal con “se”.

j. Darle la importancia que tienen, mucha, a las tildes.

k. Revisar la ortografía al final de la redacción.

l. Releer el texto escrito cada vez que vayamos a comenzar un párrafo.

m. Leer en voz alta el texto al final de la redacción.

¿CÓMO COMENZAR EL COMENTARIO CRÍTICO?

Un comentario crítico puede adoptar tantas formas como redactores hay, pero para el redactor que empieza lo mejor es dotarle de un modelo o estructura sobre la que vierta sus ideas propias. Pensemos que nuestro texto debe adoptar fundamentalmente la estructura de los textos argumentativos (no nos asustemos, estos son los textos más habituales en nuestros actos comunicativos cotidianos). Por tanto, debemos tener claro qué postura vamos a defender y con qué armas, digo, argumentos. Así pues, lo primero es saber qué queremos decir. Para ello, como dijimos, debemos partir de una lectura crítica y tras ella, tomar una decisión: ¿qué opinión nos merece el texto y qué queremos decir en nuestro comentario? Una vez decidido el destino, “a dónde queremos llegar”, debemos ir elaborando la ruta a seguir: el esquema. Piensa que la elaboración del esquema sirve no solo para ordenar el texto, sino también para que surjan nuevas ideas mientras se confecciona.

Proponemos la siguiente estructura para ordenar el comentario:

1. Introducción: presentación de nuestro objeto de estudio y creación de expectativas.

2. Desarrollo: elaboración de argumentos necesarios para comprender nuestra posición ante el texto

y el tema propuesto.

3. Conclusión: exposición de las ideas fundamentales que queremos defender.

(Opcional) Consecuencias: desde nuestras conclusiones, iremos más allá.

UNA APROXIMACIÓN A LA LITERATURA ORAL

Tema apasionante y hermoso que suelo compartir con mis alumnas, ya sea en forma de relatos que les cuento, que les hago leer o que les pido investigar. Hace poco unas chicas de 5to año B, del Colegio "San José" de Ica me señalaron la incongruencia de que nada de esto lo hubiera escrito en mi blog. Es más, como la información la necesitan para un examen, me pidieron que escribiera algo para luego ellas cotejarlo con otras investigaciones. Aquí va mi aporte que, como suelo decir, nunca es del todo original porque a esta alturas de mi vida me he nutrido de tantas lecturas y experiencias, que todo esto ha sido dicho mil veces. Tampoco es una mera copia, porque hay una reelaboración e intercalación de elementos. En fin, manos a la obra:

Función de la literatura oral

Desde la más remota antigüedad el ser humano ha ido guardando en su memoria aquellos relatos dignos de ser recordados y entregados a otros miembros de su tribu, puesto que en cada conglomerado humano había un orador, un relator de los hechos pasados, personas que haciendo uso de la palabra hablada y de la comunicación gestual, han transmitido las costumbres, conocimientos y creencias de sus respectivas sociedades, acopiando múltiples circunstancias y detalles de la vida social, religiosa, económica y política de sus pueblos.

Esta tradición oral surgió espontáneamente en todas las culturas, como uno de las más importantes necesidades de los seres humanos para satisfacer su curiosidad sobre todos aquellos fenómenos que le rodean. La Literatura oral siempre es un vehículo eficaz para afirmar la identidad puesto que proporciona cohesión social y cultural.
Como todo tipo de literatura es portadora de un estilo, de un sello muy particular en su práctica, y una de las características del arte de contar ha sido la inmensa variedad de estilos, los cuales han correspondido a las necesidades muy particulares de cada cultura y cada narrador en su momento histórico.

Características de la literatura oral

Las características más comunes de este tipo de relatos son:
- Pertenecen a un contexto cultural determinado.
- Es transmitida de generación en generación.
- Se ciñe a motivos y técnicas tradicionales.
- Suele ser anónima.
- Presenta variantes debidas a la multiplicidad de transmisores.
- Juega un papel central en el registro de la memoria colectiva.
- Se difunde en espacios públicos o en jornadas laborales y de fiesta familiar

El valor de los narradores

Al interior de las culturas indígenas de la América precolombina las narraciones o historias y aquellos especialistas que las transmitían, fueron considerados como una riqueza de gran importancia. En efecto, antiguamente en las comunidades mapuches, por ejemplo, según cuentan los crónistas, el cuitufe o hueupive, como le llaman al narrador, era tenido en alta estima pues se sabe que había poétas de oficio, los genpin, que recibían de los caciques por los romances que componían para sus fiestas, por cada uno, diez botijas de chicha y un carnero.
Para los indios Pemón (Venezuela) el que sabe cuentos o historias es llamado SAK y nunca se les hará pesado dar hospedaje y alimentación a estos narradores o cuenteros.

Para ser valorado como un digno portador de la palabra, es necesario ser un buen narrador que da vida a un cuento, contar bien una historia en cuanto a la estructuración de la anécdota, los recursos utilizados y con vivacidad, esto implica una preparación rigurosa, y en el caso de la tradición, los cuenteros la recibían de sus padres, o sus mayores como una continuación de la “la costumbre” como le llaman los pueblos mayas a la transmisión del viejo arte de contar de generación a generación.

Los Momentos de la narración

El canto poético, el cuento y la conversación florecen naturalmente y en forma cotidiana en las actividades agropecuarias, domésticas y/o religiosas de diversas comunidades originarias de América y África, ceremonias en las cuales los presentes se sientan en el suelo con las piernas cruzadas, agrupandose alrededor del relator, del cuentero, estos lugares donde la palabra y el gesto fluyen como agua viva, pueden ser tanto al aire libre como cerca de una casa, junto al fuego del hogar, al atardecer o a cualquier hora del día, normalmente acompañada con bebida y tabaco que se convida entre los asistentes.

Entre los mapuches, tanto de Chile como de Argentina, las “contadas” forman parte de la cultura viva, de la vida cotidiana. el relator de historias, habla de pie y muy fuerte, ya que es la creencia aceptada de que asi puede hacerlo mejor, mientras que entre los Pemón (Venezuela), los sabios y ancianos , lo hacen al compás de sus hamacas, en que se mecen.

Para algunos cuenteros de las culturas africanas, entre ellos los Dogón, la narración lleva consigo tal remedo de voces, de gestos, de posturas y de otros elementos declamatorios, que casi equivaldría a una representación teatral, una especie de monólogo, sin dejar de ser tradición oral.

Según los primeros crónistas de los hechos ocurridos en América, al referirse a los mitos y narraciones orales: “…dicen que esas cosas han sido transmitidas…en cantos desde tiempos inmemoriales, y que no es lícito enseñarselos más que a los hijos de los señores. Los aprenden de memoria, pues letras no han tenido jamás, y cantándoselos al pueblo en los días féstivos, los recitan como solemnidades sagradas. Tienen un solo instrumento de madera, cóncavo, resonante, que se percute a modo de un tambor”

Relación entre el narración y narrador

Es una relación muy afectiva podría decirse, como en una gran metáfora, que “el cuento con su seductiva belleza escoge al narrador para ser portador de él y el cuentero escoge al cuento para portarlo”. De ese modo surge la interdependencia, la necesidad del uno con respecto del otro.
Por otra parte, no debe olvidarse que las narraciones tienen sentido por sí mismas, existen en la conciencia y en la mente de la población, lo que les da vida propia, llevan al interior de sus entrañas algo que tienen para decir, todo un mundo de sensaciones; y una sensación, por muy pequeña y discreta que sea, tiene relación con la vida y el mundo, constituyéndose en sabiduría.
Siempre, en todo caso, La narración es viva y no pasajera, el narrador es vivo pero pasajero, efímero, juntos -narración y narrador- comunican y brindan convivencia e identidad.
Esto ocurre porque el narrador es un conquistador de su propia identidad cultural que se sirve del cuento como relator de esa identidad para retornar a las fuentes de sus orígenes.

Para algunas culturas de Amnérica la relación existente entre narración y narrador va más allá del hecho de contar, esta relación tiene implicaciones en la salud y armonía del universo.

Segén los Navajos de sur-oeste de Norteamérica, los cuentos mantienen la armonía del mundo. Sin los cuentos, el universo pierde su equilibrio. Si hay enfermos, los dichos de ciertos cuentos en particular pueden restablecer la salud, no solamente la del individuo víctima, sino también la salud de toda la comunidad.

En las comunidades del pueblo Ixil del norte de Guatemala, el Contador de los Días -persona portadora del conocimiento antiguo- realiza los ritos de las Ceremonias de Madrugada, a fin de devolver la salud a alguno de los miembros de la comunidad y durante la noche de ceremonia, narra historias y mitos de la tradición, para lograr el equilibrio entre el hombre enfermo y el Corazón del Cielo, como preámbulo al tratamiento médico.

Fórmulas de inicio

Los narradorees deben romper la rutina incorporando algunas fórmulas preestablecidas de inicio de la narración, como una manera de cambiar el mundo real por el fantástico que van a narrar. Las fórmulas más usuales (no las únicas) son:
“Érase una vez”, “Había una vez”, “Esta era una vez”, “En los tiempos de Mari Castaña”, “En los tiempos en que las culebran andaban paradas”, “Hace mucho tiempo”, “Érase que era”, “Cuando mi abuelo era joven”, etc.

El estilo

La narración y su estilo tiene mil formas. Pero en términos generales podemos afirmar que existen ciertos principios que de alguna manera u otra están presentes en un buen narrador de historias, sea éste miembro de la tradición o participe de ella en el movimiento de la actualización del cuento:

El narrador hacer suyo el mensaje que quiere hacer pasar a su público, y debe utilizar todos los recursos de su cuerpo y de su voz para expresarlo.

Hablar fuerte, y con oraciones cortas, intercalando a menudo en el texto, silencios, u otro sello personal, como el caso de los Mapuches, que intercalan el verbo PIAM, que opera como una señal de que los oyentes pueden aprovechar la interrupción e intervenir con interjecciones de animación.

En los diálogos, la voz se esfuerza de hacer vivir los personajes y de diferenciarlos. El estilo de la voz puede obedecer a los modelos simbólicos. Tiende a prevalecer la acción por sobre la descripción.

En algunas culturas cuando se hace hablar a uno de los animales relacionados con la muerte como puede ser en Guatemala el búho, por ejemplo, o entre los Dogón del Africa, la hiena, los narradores utilizan una voz nasal, porque la nasalización es considerada como evocación a la muerte, de igual manera puede encontrarse la simbolización de otros aspectos en la voz, de acuerdo al tono, timbre y ritmo.

O en su defecto, un gesto, puede acompañar un enunciado; la expresividad de un término sera subrayado, reforzado por una acción o una expresión de la cara, un gesto puede también reemplazar completamente una frase que se considera muy fuerte, muy terrible de pronunciar.

La gestualización esta ligada a las estructuras narrativas, se dice que el lenguaje corporal y gestual son los tambores de la palabra, los resonadores de la voz, quiere decir, un acompañamiento necesario, como el tambor y la pequeña flauta lo son a los voladores de Papantla en su rito al sol.

En los talleres de iniciación al arte de contar se puede observar que al principio, el participante hace demasiados gestos para una palabra que va muy rápido, o los gestos le faltan a la narración, poco a poco cuando el cuento de prepara, se establece un equilibrio entre los dos, la gestualidad y la palabra.

Libertad del narrador

Es necesario que el narrador sea enteramente libre en la búsqueda de un lenguaje propio del arte de contar para satisfacer así su necesidad de expresión.

Él tiene que hacer lo que desea, como quiera hacerlo, tratando de aportar a la renovación del cuento, no ponerse barreras.

Tomar elementos que le parezcan importantes de diversos lenguajes escénicos, verbales y no-verbales para establecer una comunicación directa con el péblico.

Utilizar la imagen del cuerpo en tanto lenguaje gestual, y su utilización en el espacio para crear universos, un cierto trabajo sobre el ritmo de las palabras y el o los compañeros y sobre todo la música, que proviene de los intrumentos musicales o la sonoridad armónica de la voz producida por las palabras o las onomatopeyas, evitando siempre una narración rígida, cuadrada, hacer de cada evento de narración una puesta en escena artística.
En las tradiciones escénicas de Oriente (China, Japón) se dice que el uso de pies es la base fundamental de la interpretación. Son los pies los que deciden la forma del cuerpo, su posición determina el tono y los matices de la voz.

El narrador tiene que contar las historias con sus pies, utilizar el espacio como un lugar réal o fícticio pero en todo caso como una hoja blanca sobre la cuál él dibuja pasos de actitudes, de rítmos como una danza efímera.

En algunos países como Francia, los narradores cada vez más hacen uso de la técnica, el sonido, las luces, elementos escenográficos, etc. Cuando el narrador está en la posibilidad de hacer uso de diversos lenguajes es bueno hacerlo, porque ellos sugieren cosas que la voz no dice.

En todas las civilizaciones el cuentero ha estado en el ápice del encuentro de muchas artes y los cuenteros o narradores de todos lo géneros se han preocupado de la forma y el ritmo. Ahora la técnica puede ser un compañero de juego con la palabra.

Los narradores son personas que comunican, que transmiten ideas, pensamientos, emociones y hay una diversidad de públicos a los cuales dirigirse, en cafés, parques, escuelas, hospitales, teatros, etc. con los cuales pueden usarse diversos lenguajes escénicos de acuerdo a las características particulares del espacio y del público.

Cuando el narrador y su cuento han llegado a la madurez, se lanzan por primera vez al público. Y el narrador ve nuevas imágenes, siente nuevas emociones y resiente las reacciones en el auditorio. Todos estos elementos tomados en cuenta le permite afinar o rectificar ciertos aspectos del cuento y asi la siguiente…(cada véz que será dicho en público, el cuento se pulirá un poco más,hasta que venga a ser brillante y liso como un joya..

Si en esta étapa, el cuento continúa causando emoción y placer al narrador (y al público, por supuesto), el cuentero no tendrá más la preocupación de la forma, puede dejarla libre al transcurso de su arte, ser enteramente abierto o darlo inmediatamente, que el cuento, puede integrarse con facilidad en su presentación, él puede resplandecer.

La fuerza de las historias y de la oralidad, es el hombre, y es con éste personaje con el que el narrador va. El hombre siempre ha contado historias, y por todos los medios, él siempre contará…

El narrador se interesa antes que todo, en el cuento, la oralidad y la comunicación con el péblico, y no con una forma que entra dentro de una categoría precisa, existen multitud de bésquedas que van en diferentes sentidos, no hay que querer que las cosas sean uniformes.

Fórmulas de Cierre

Cada relato popular presenta unas estructuras fijas de entrada y salida que enmarcan el momento casi mágico de la narración. Las fórmulas de inicio nos transportan al tiempo y lugar en que se sitúan los hechos que se contarán. En cambio, por razones obvias, las fórmulas de cierre intentarán ubicar al oyente en el momento actual. Las más comunes son:
“Pasó por un zapatito roto, para que mañana te cuente otro”
“El gallo cantó y mi cuento se acabó”
“Colorín colorado, este cuento se ha acabado”
“Y fueron felices para siempre”.
“Y si quieres asombrar a todos, no dejes de hablar por los codos”.
“Así fue como me lo dijeron y como me lo contaron, lo cuento”

Los Géneros más comunes de la Literatura Oral

Finalmente, cabe señalar, que los géneros más comunes de este tipo de relatos son:

En la lírica: poesía de juglares y trovadores (medieval), romance histórico, paya (folclore), poesía a lo humano y lo divino (folclore), formas lúdicas y festivas tradicionales (adivinanzas, trabalenguas, cantinelas, brindis, refranes, parabienes, villancicos).
En la Narrativa:Epopeya, cantares de gesta, cuento popular, relato fantástico, mitos, leyendas.
En el drama:teatro popular callejero, autosacramentales (Siglo de Oro).

prof. Miguel Donayre Benites

domingo, 22 de junio de 2008

¿Qué uso le dan los jóvenes a Internet?

¿Qué uso le dan los jóvenes a Internet?

Más que una tecnología, la web es un nuevo paradigma en la comunicación y la producción de conocimientos. Su incorporación a políticas culturales y educativas es una prioridad

Por María Teresa Quiroz

Internet despierta opiniones, actitudes y propuestas diversas. Abundan los temores frente a los riesgos a los que están expuestos los más jóvenes, como también las alternativas tecnológicas y comerciales que suponen que la educación se transforma automáticamente porque se instalan computadoras y se utiliza Internet en el proceso enseñanza-aprendizaje. Hay quienes sostienen que Internet llega solamente a los niños y adolescentes de las grandes ciudades y que el mundo rural está por fuera de estas tecnologías y que vivimos, por ende, una fractura digital.

Internet es hoy para los jóvenes una forma de comunicación, se utiliza como una extensión de su relación entre pares y con la finalidad de mantenerse informados, básicamente sobre todo aquello que es parte de su vida social y cotidiana. En el caso particular de la ciudad de Lima, las investigaciones muestran que los escolares utilizan Internet principalmente para entretenerse y secundariamente para aprender, a pesar del discurso de padres y maestros. Sin embargo, una reciente investigación del Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima realizada en Chiclayo, Cusco e Iquitos concluye que el valor de la información para el aprendizaje en la escuela es mayor. Los jóvenes aprecian que Internet y los medios audiovisuales son una importante posibilidad de "conocer" sobre muchos aspectos que la escuela no les permite y le asignan un valor de complemento a la educación que reciben en el aula.

No resulta menos importante el lugar de Internet como espacio de encuentro con los amigos y de comunicación en general. En ese sentido, los jóvenes de las tres ciudades identifican a Internet como una tecnología de relación, de interacción, que guarda una continuidad con su amplia cultura audiovisual. Si bien la mayoría no tiene una computadora o una conexión a la red desde su hogar, se trata de un medio muy presente en el imaginario de los jóvenes y de sus familias. Se sienten satisfechos de poder acceder a la red y compartir estados de ánimo a distancia, expresar aquellos que cara a cara no pueden decir, jugar con sus identidades.

Hay diferencias destacables entre los adolescentes de primero y quinto de secundaria. Los primeros son consumidores de televisión; los segundos empiezan a reemplazarla por la radio e Internet. Los padres, especialmente los de colegios públicos, los siguen atentamente y controlan las actividades que realizan, se preocupan por los peligros de la ciudad y se muestran muy alertas frente a los riesgos de la tecnología. Para los padres de colegios privados, el Internet es necesario porque los vincula con lo moderno.

Los propios profesores están muy entusiasmados con Internet, aunque poco capacitados en su uso, y en aulas y colegios con equipamiento muy elemental, envían a sus estudiantes a realizar las tareas por Internet. Más de un 80% así lo revela en la investigación mencionada. ¿Cómo lo hacen, qué pautas utilizan, con qué finalidad? Es un tema que debe llamar a reflexión a padres, maestros y autoridades, porque el uso que se hace en la escuela es muy limitado. No hay una preparación y una planificación que aliente a los estudiantes y maestros a desarrollar un aprendizaje colaborador. Se puede usar la tecnología y tener Internet en el aula, pero conservarse el modelo tradicional de transmisión de información. El asunto es más profundo.

Se comete un grave error cuando se piensa que Internet es solamente una tecnología. Se trata de una forma de comunicación crecientemente central y que requiere incorporarse a las políticas culturales y educativas. Se hace indispensable enfrentar el viejo concepto de que el conocimiento o los conocimientos provienen solamente de la lectura y plantear la complementariedad entre imagen y lectura. Buena parte de los que nuestros niños y adolescentes saben hoy proviene de lo que ven y escuchan. Por ese motivo, frente a la abundancia informativa y de las imágenes, se hace necesario aprender a discernir, a discriminar la información y desarrollar políticas y prácticas interculturales en la escuela y el hogar que le permitan a nuestros niños y adolescentes integrar su pensar y su sentir, su razón y su emoción.