Una de las características del área de Comunicación es la de ser instrumental, pues brinda las herramientas necesarias para acceder al aprendizaje en otras áreas curriculares y a aquellos que surjan de la experiencia cotidiana de los estudiantes. Por eso es que desde el punto de vista comunicativo, el tratamiento expositivo y descontextualizado de los contenidos ortográficos y gramaticales ha cedido su lugar al desarrollo de las capacidades comunicativas. Esto quiere decir que los profesores de Comunicación debemos generar situaciones para que los estudiantes aprendan a hablar, escuchar, escribir y leer.
Desde esta perspectiva, la evaluación de los aprendizajes también debe ser redefinida, pues ya no se trata de comprobar cuánta cantidad de contenidos lingüísticos o gramaticales asimiló el estudiante, sino en qué grado desarrolló las capacidades comunicativas. Esto no quiere decir que los contenidos no sean importantes, lo son, pero en la medida que permitan solucionar problemas que surjan en los procesos de comprensión o producción de un texto. Así, más importante que saber los casos de concordancia o memorizar las reglas de acentuación general, es utilizar tales contenidos para solucionar problemas que surjan en el proceso de escritura.
En el área de Comunicación lo que se debe evaluar, entonces, es la expresión y comprensión oral, la comprensión lectora y la producción de textos, que deben constituir los propósitos generales del área. Estos propósitos generales (organizadores de área) involucran un conjunto de procesos cognitivos, cuyo entendimiento es necesario si deseamos realizar una evaluación adecuada. Por ejemplo, la comprensión lectora abarca procesos que van desde una simple descodificación del texto hasta la valoración del mismo, que implica una toma de posición del lector respecto a las ideas del autor.
Otro elemento importante en la evaluación de la comprensión lectora es saber determinar qué nivel de la capacidad deseamos evaluar: ¿literal, inferencial o crítico? En el primer caso, sólo se pide que el estudiante identifique información explícita del texto (datos, lugares, personajes, ideas, sucesos, etc.); en el segundo, se solicita que los estudiantes obtengan conclusiones a partir del análisis del texto; mientras que en el último, se emiten apreciaciones personales sobre las ideas del autor o sobre la forma y organización del texto. Lógicamente, será mucho más importante llegar hasta los niveles más altos de la lectura. Veamos un caso práctico de evaluación de la comprensión lectora, tomando como ejemplo el siguiente texto:
“La televisión es sin duda el medio preferido para la publicidad infantil. Los efectos que esta pueda tener sobre el niño están todavía poco estudiados, pero, en principio, no deben separarse de los producidos por la programación general.
El niño, debido a sus condiciones psicológicas y a su mayor indefensión ante el exterior, tiende a difuminar las diferencias existentes entre los programas normales y la publicidad, lo cual no quiere decir que los confunda, pero sí que no establece con nitidez la distinción entre, por ejemplo, una historieta de dibujos animados de la programación infantil y otra que sirve para apoyar la venta de un producto.
Por necesidades laborales, desidia o simplemente por comodidad, en muchas familias la televisión se ha convertido en la principal fuente de diversión del niño, un juguete del que este recibe múltiples influencias, muchas de ellas negativas para el desarrollo de su personalidad.
La experiencia parece demostrar que un excesivo “consumo” de televisión fomenta la pasividad y la dependencia, reduce la capacidad creativa y sustituye la imaginación por el mimetismo. Y hay razones sólidas para pensar que, por sus características, la publicidad dirigida al niño (sobre todo en lo que se refiere a los juguetes) acentúa, e incluso premeditadamente, tales efectos.”
Las preguntas o consignas que se plantee para evaluar la comprensión del texto deben responder a los indicadores previamente formulados. Vamos a suponer respectivas ideas secundarias. De esta forma nos estarán demostrando si saben o no discriminar. Para el caso que nos ocupa se formularon los siguientes indicadores, en función de los diferentes niveles de lectura:
NIVELES E INDICADORES DE LECTURA
NIVELES DE LECTURA
INDICADORES
LITERAL
• Identifica relaciones de causa-efecto.
• Discrimina información relevante de la complementaria.
INFERENCIAL
• Infiere la intención comunicativa del autor.
• Abstrae conclusiones sobre el texto leído.
CRÍTICO
• Enjuicia las ideas expresadas por el autor del texto.
• Valora las decisiones derivadas de la lectura del texto.
Se puede observar que todos los indicadores hacen referencia a los procesos cognitivos que abarca la comprensión lectora (identifica, discrimina, infiere, abstrae, enjuicia, valora), sin que sean los únicos, por supuesto. Pero, ¿ya estaremos en condiciones de plantear las preguntas respectivas?, ¿sabemos qué significa cada uno de estos procesos?; si no lo sabemos, mal haríamos en atrevernos a formular las consignas que ejecutarán los estudiantes. Es condición clave que tengamos una idea de qué significa el proceso que se va a evaluar y cómo se puede evidenciar el mismo.
Por ejemplo, identificar es indicar en forma oral o escrita o mediante otros códigos las características, causas, procedencia de algo o alguien. En consecuencia, una evidencia de que el estudiante sabe identificar relaciones de causa-efecto es haciendo una lista de causas y sus respectivas consecuencias, o también haciendo subrayados o colocando marcas.
Discriminar es encontrar las características esenciales de uno o más objetos, sujetos, procesos o fenómenos. Por lo tanto, para el segundo indicador se puede plantear que los estudiantes elaboren un cuadro de doble entrada con las ideas principales y su información relevante de la complementaria. Si se observa bien, podríamos darnos cuenta que discriminar incluye otros procesos menores como el mismo identificar y seleccionar. Por eso es que se puede emplear más de una pregunta o consigna para un mismo indicador.
Inferir es obtener información nueva a partir de los datos explícitos del texto. En la evaluación que tomamos como ejemplo interesa que el estudiante determine cuál es la
intención comunicativa del autor, pues en ninguna parte del texto se dice qué es lo que persigue (informar, convencer, entretener, etc.) Si esto se dijera explícitamente, el estudiante ya no estaría infiriendo sino simplemente identificando o quizá discriminando.
Observa que todo el énfasis del análisis está en los procesos cognitivos que desarrollará el estudiante y no en la simple recordación de algunos contenidos previamente memorizados. Esto es clave si deseamos construir un instrumento de evaluación pertinente, que evalúe lo que en verdad queremos evaluar. A continuación, presentamos algunos reactivos de evaluación formulados en función de los indicadores que planteamos en la tabla anterior.
INDICADORES Y REACTIVOS DE EVALUACIÓN
INDICADORES
REACTIVOS
• Identifica relaciones de causa-efecto.
• Marca con un aspa una de las causas de que, según el texto, la televisión sea el principal entretenimiento de los niños:
a) La pobreza
b) La desidia
c) La cultura
• Discrimina información relevante de la
complementaria.
• Elabora un cuadro de doble entrada. En una columna escribe las ideas principales y en otra sus respectivas ideas secundarias.
• Infiere la intención comunicativa del autor.
• ¿Qué es lo que pretende el autor del texto leído? Encierra en un círculo la letra correspondiente a la respuesta correcta.
a) Hacer pasar un momento agradable.
b) Informar sobre los efectos de la televisión.
c) Incomodar a quienes ven televisión.
• Abstrae conclusiones sobre el texto leído.
• Escribe dos conclusiones sobre la influencia de la televisión en los niños.
• Enjuicia las ideas expresadas por el autor del texto.
• El autor del texto afirma que la televisión influye negativamente en el desarrollo de la personalidad. ¿Qué opinas tú al respecto?
• Valora las decisiones que podrían derivarse de la lectura del texto.
• Una de las medidas que podría adoptarse para evitar que la televisión influya negativamente en la personalidad de los niños es prohibir que estos vean programas televisivos. ¿Estás de acuerdo tú con esta medida?, ¿por qué?
Sólo hemos planteado una consigna por indicador; sin embargo podrían plantearse otras para un mismo indicador. Pero lo que sí debemos cuidar es que las preguntas o ítemes formulados permitan darnos cuenta si, en verdad, los estudiantes están desarrollando capacidades, como sucede en el ejemplo que hemos presentado.
Para efectos de calificación haría falta elaborar una matriz de evaluación en la que se prevea el peso que se dará a cada indicador formulado, y de acuerdo con ello determinar el puntaje de cada ítem.
¿Los contenidos también se evalúan? Claro que se evalúan, pero siempre en función del desarrollo de las capacidades. Por ejemplo, podríamos evaluar la concordancia entre sujeto y predicado, la conjugación de los verbos o los casos de acentuación general, pero lo haríamos cuando el estudiante escriba un texto, en la etapa de revisión y corrección del mismo. De esta manera, el alumno se dará cuenta de que los aprendizajes son útiles para la vida diaria, y no pesadas responsabilidades que se tienen que aprender de memoria.
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