sábado, 14 de junio de 2008

Desarrollando el lenguaje y el pensamiento.

Prof. Miguel Donayre Benites

IEP “San José” de Ica

Muchas veces leemos cuentos a los niños, mostramos sus láminas, y sin embargo, se desaprovecha la ocasión para comentarlo, para construir definiciones sobre los términos que allí aparecen, para enriquecer su vocabulario, poniéndose en el lugar de los personajes, imaginando sus intenciones, pensamientos, deseos, analizar causas y consecuencias, etc.

Cuando convertimos la lectura de un cuento en una acción interactiva, en que los niños formulan hipótesis, interpretan las láminas, establecen relaciones con su propia vida, estamos desarrollando su pensamiento crítico y creativo. ¡Cuántas veces habrán escuchado el cuento de la Caperucita Roja! Sin embargo, si les ofrecemos la oportunidad de representar la información en un organizador gráfico descriptivo, secuencial, o en un pictograma, estaremos apoyando los procesos cognitivos acostumbrándolos a estructurar la información de acuerdo a la lógica de relaciones que establece entre lo que sabe y lo que está aprendiendo; a incorporar nuevas formas de expresar las mismas ideas, a agrupar y a diferenciar aspectos propios de una categoría determinada.

Por ejemplo, si analizamos el cuento, podríamos caracterizar a sus personajes, a los elementos de la naturaleza que aparecen en él, las principales acciones, realizando el niño un pictograma que represente tanto el lugar físico donde se desarrolla el cuento, como a sus personajes. Éste servirá además para que los niños hagan un relato del cuento, apoyándose en su representación, recordando los momentos claves, utilizando su propio lenguaje. (Ver ejemplo de pictograma)

Del mismo modo, si deseamos ejercitar el lenguaje oral, será atractivo e interesante que los alumnos formulen preguntas para una entrevista que le harían a la Caperucita, en tiempos diferentes: ¿Cómo era antes del cuento, qué hacía, a qué jugaba, etc.; luego, respecto a lo que le fue sucediendo durante el cuento y, por último, a la Caperucita que recuerda lo que le pasó, diez años después de sucedido. De este modo, podrían entrevistar a los personajes que a su vez serán representados por sus compañeros, generando una instancia de creatividad, en que desarrollen la imaginación y la espontaneidad.

Así también, podríamos transformar el cuento en una noticia sobre lo que le sucedió a una niña cuando iba a ver a su abuelita, y estaríamos trabajando las partes de la noticia, la diferencia entre una noticia radial, escrita o televisiva. Y siguiendo con las transformaciones, se puede proponer a los niños que transformen el cuento, situándolo en la ciudad en que viven, imaginando quiénes podrían reemplazar al lobo, cuáles serían los peligros que correría una niña al llevar alimento a su abuelita..

Una sugerencia para la producción de textos, con el objetivo de aumentar el vocabulario y el uso de palabras nuevas que se relacionen con el mismo cuento, consiste en que dadas un cierto número de palabras claves, se solicite a los niños que reescriban el cuento, utilizándolas en su redacción. Por ejemplo, astucia, engaño, obediente, advertencia, desesperado, elegante, simulando, aterrorizada, fingiendo, etc.

Ejemplificamos lo que podemos hacer con el cuento de la Caperucita, por ser uno de los cuentos más populares y tradicionales, transcribiendo una versión adaptada a lo que se está proponiendo como actividad.

Se incluye un modelo de lo que podría ser el pictograma realizado por un niño, un set de naipes con preguntas derivadas del cuento, que lo obligan a pensar más allá de lo literal, lo explícito del cuento. Estaremos así incentivando a los niños a ponerse en el lugar de los personajes, a analizar actitudes, a pensar lo que ellos harían en situaciones similares, etc.

¿Por qué no experimentar con otros cuentos estas mismas formas de desarrollar el lenguaje y el pensamiento? Sólo hablando se aprende a hablar, sólo pensando se aprende a pensar.

Mapa Caperucita

Adaptación del Cuento La Caperucita Roja

Había una vez una niña tan buena y tan linda, que su mamá, que la quería mucho, le regaló unos zapatos y una capa con capuchón, todos de color rojo. Por eso, todo el mundo la llamaba Caperucita Roja. Se veía hermosa con sus largas trenzas como el carbón que se le arrancaban del capuchón. Un día, su mamá le dijo:

- "Anda a casa de tu abuelita Lula. Mi mamá está muy enferma, llévale esta canastita con fruta, pancitos y miel. No te quedes jugando en el bosque porque el lobo anda rondando por ahí."

Rápida como el viento, tomó la canastita y salió corriendo. A poco andar, se detuvo a mirar unas hermosas flores y pensó llevarle unas pocas a su abuelita. En eso, apareció un gran lobo hambriento; no se atrevió a lanzarse sobre la niña ya que los leñadores podrían estar cerca.

-"¿A dónde vas, Caperucita?" - preguntó musicalmente el lobo, con una voz muy suave.-

- ¡"Voy a ver a mi abuelita Lula que está enferma! ¡Mira todo lo que le llevo! ¡5 manzanas, 3 plátanos, 4 naranjas y una botella de miel" - respondió ella.

-¡Qué buena niña eres!... y. ¿dónde vive tu abuelita?" preguntó el lobo.

-"En la casita blanca, al salir del bosque" - dijo la imprudente niña.-

"¡Te echo una carrera: tú vas por ese camino más corto, el del puente, y yo por el atajo más largo! A ver quién llega primero!" agregó entusiasmado el lobo.-

¡Sí!... ¡Partamos ya! gritó Caperucita.

El conejo Pepín escuchaba asustado detrás de unas matas y vio cuando ambos partieron a casa de la abuelita. Él tomó un atajo y quiso avisar a los leñadores sobre lo que pasaba en el bosque. En el camino, Caperucita se cansó de correr y unas frutillas perfumadas la tentaron y se detuvo a recogerlas: "Más fruta para mi abuelita." pensó ella.

Entretanto, el lobo llegó a casa de la abuelita, golpeó la puerta e imitando la voz de Caperucita, dijo:

-"soy tu nieta, abuelita; mi mamá te manda esta canastita para que te mejores.."

-"Tira del pestillo y el pasador caerá" dijo la débil voz de la abuelita; y la puerta se abrió. Cuando el lobo se quiso lanzar sobre la abuelita, se enredó en la alfombra y ella alcanzó a encerrarse en el ropero. El lobo se puso rápidamente un camisón y una gorra de dormir de la abuelita y se metió en la cama bien tapadito. Cuando llegó Caperucita, golpeó la puerta y el lobo, imitando la voz de la abuelita, dijo: -"Tira del pestillo y el pasador caerá". Caperucita se acercó a saludar a la abuelita y como la pieza estaba algo oscura, la notó extraña y le preguntó:

-"¿Por qué tienes esas orejas tan largas, abuelita?

-"Son para oírte mejor, niña mía" - dijo el lobo con voz aflautada.

-"Y esa nariz tan grande, abuelita? insistió la niña.

-"Es para olerte mejor" - dijo acercándola a él.

-"¿Por qué tienes esos ojos tan grandes, abuelita?

-"Son para mirarte mejor." aseguró el lobo.

-"¿Y esos brazos tan largos?"...

-"Son para abrazarte mejor.." - dijo el lobo.

-"Y.¿por qué tienes esos dientes tan grandes y filudos?"

-"¡Son para comerte mejor!... dijo furioso el lobo.

Caperucita, al darse cuenta que no era la abuelita, corrió dando unos gritos muy fuertes. Los leñadores alcanzaron a llegar a tiempo avisados por el Conejo Pepín y amarraron al lobo, le dieron tan tremenda paliza que nunca más se atrevió a acercarse por el bosque. La abuelita salió del ropero casi muerta por el susto y junto al conejo Pepín, a los leñadores y a Caperucita, celebraron la escapada del lobo. Caperucita prometió ser obediente y muy prudente.

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