sábado, 14 de junio de 2008

Pautas para el comentario personal de un texto ensayístico

Prof. Miguel Donayre Benites

Juicio valorativo y madurez personal

Los textos ensayísticos ofrecen no sólo una diferente naturaleza y estructura -pueden ser humanísticos, periodísticos...; expositivos, argumentativos...-, sino que, además, afrontan una amplísima variedad de contenidos. Y la mayor o menor “habilidad” para analizarlos, comentarlos y enjuiciarlos guarda estrecha relación con el nivel cultural de la persona y con su capacidad para relacionar la información que dichos textos presenta con sus conocimientos, con su mundo afectivo, con su escala de valores...

Propuesta de un guión de trabajo

El comentario de un texto ensayístico se puede afrontar desde una triple óptica: el encuadre; el análisis de los aspectos más relevantes del contenido, así como de la forma expresiva del texto; la valoración crítica del conjunto. Y, como remate final, la necesaria toma de posición personal.

I. Encuadre: El contexto del texto

• Autor y obra: Localización del texto en relación con su autor y con el lugar que ocupa en el conjunto de su obra.

• Marco espacio-temporal: Determinación de dónde y cuándo fue escrito el texto.

• Naturaleza y características del texto: periodístico, científico-divulgativo...

• Establecimiento -en su caso- de las oportunas relaciones entre los elementos de la comunicación y las funciones del lenguaje, aplicadas al texto: emisor/función expresiva, receptor/función conativa, mensaje/función estética, contexto/función representativa, código-lengua/función metalingüística, canal/función fática.

II. Contenido y forma expresiva del texto

• Determinación del “plan ideológico” del texto y del pensamiento de su autor.

• Comentario de las referencias culturales que emergen del texto: información histórica, artística, literaria, científica, filosófica, política, religiosa, moral...

• Asociación de aquellos conocimientos, experiencias e ideas que se relacionen con el texto y sirvan para poner de manifiesto la formación y personalidad de cada cual.

• Análisis de la forma de expresión dominante: exposición, argumentación, elementos narrativos y descriptivos...

• Relación entre las ideas y la forma en que están expresadas.

• Observación del conocimiento y dominio lingüístico del autor a través del léxico empleado, así como de la corrección y variedad sintáctica.

III. Valoración crítica del texto

• Valoración del contenido del texto:

• Enjuiciamiento de las ideas del autor a la luz de las corrientes o movimientos culturales o ideológicos de su época, y en relación con otros autores y/o épocas.

• Originalidad de las ideas, incluso en la forma de presentarlas.

• Trascendencia de las ideas, y actualidad y vigencia de las mismas, con independencia de la distancia temporal que separa al autor del lector.

• Principales “valores” presentes en el texto, y su confrontación con la propia escala de valores.

• Juicio crítico acerca de la estructura que sirve de soporte al texto.

En relación a cómo está organizada la estructura interna de un texto, pueden analizarse y comentarse, entre otros, los siguientes aspectos:

• Marcas de adecuación del texto al contexto (atendiendo a su intención comunicativa, a las características de la situación de comunicación y a sus elementos formales); empleo de procedimientos de cohesión (usos anafóricos de los pronombres, repeticiones, sustituciones, elipsis, etc.); empleo de elementos de conexión (conjunciones, adverbios, locuciones adverbiales, etc.); y empleo de construcciones sintácticas simples y compuestas (predominio de la construcción paratáctica -sencillez de estilo- o de la construcción hipotáctica -estilo retórico-).

Y en cuanto a la relación entre el contenido expresado y la estructura, valórese:

• La claridad del pensamiento.

• La continuidad del pensamiento (orden de las ideas; ausencia de repeticiones, ideas superfluas y lagunas, etc.).

• La concatenación lógica del conjunto (sistematización de las ideas -todos los parágrafos están ligados por una idea de conjunto-; división en parágrafos dentro de la unidad general; etc.).

• Juicio valorativo sobre el lenguaje empleado y el modo en que se acomoda al contenido del texto. De entre los muchos aspectos que conforman el entramado lingüístico de un texto, hay dos que pueden ayudar a caracterizar la forma de emplear el lenguaje y, en consecuencia, el estilo propio de su autor -o, dicho de otra manera, ese “carácter especial” que, en cuanto al modo de expresar las ideas, da un autor a sus escritos-: el léxico y la estructura sintáctica.

• Con respecto al léxico, y siempre con ejemplos extraídos del propio texto, se podrían tomar en consideración algunos de los siguientes aspectos que, desde luego, sirven para poner de manifiesto el conocimiento y dominio que de las palabras y “usos idiomáticos” tiene el autor: riqueza y variedad, propiedad, precisión, corrección (o, por el contrario, pobreza y monotonía, impropiedad e incorrección); predominio del valor denotativo o connotativo del significado de los vocablos (y, en especial, de los adjetivos): objetividad y rigor, frente a subjetivismo y afectividad.

• Y en relación con la estructura sintáctica, la valoración crítica puede referirse, entre otros, a los siguientes aspectos: corrección sintáctica, frente a incorrecciones en la construcción de las oraciones (tales como desajustes en las concordancias -anacolutos-, frases inconclusas, vulgarismos morfosintácticos...); variedad de nexos y frases -lo que implica viveza expresiva-, frente a monotonía; tipo de construcciones sintácticas dominantes: predominio de la construcción “paratáctica” (abundancia de oraciones coordinadas y yuxtapuestas, que contribuyen a la sencillez del estilo); o de la construcción “hipotáctica” (con oraciones dependientes las unas de las tras, en cuyo caso el estilo se vuelve retórico).

• Globalmente considerado el lenguaje humanístico, podrían comentarse los siguientes aspectos, y en qué medida su presencia en el texto es un factor positivo o negativo respecto de la mayor o menor complejidad de la ideación y su comprensión por lectores no especializados:

• Afán de claridad, exactitud y precisión.

• Abundancia de la terminología abstracta, en consonancia con la índole especulativa del texto humanístico.

• Exceso de subjetivismo: presencia en el texto de elementos personales, que incluso pueden afectar a los contenidos conceptuales en el caso de que exista un cierto “grado de compromiso activo” entre al autor y el modo de tratar dichos contenidos.

Epílogo. Toma de posición personal

El comentario debe rematarse con una toma de posición personal en relación con los elementos más relevantes que configuran el texto; y no sólo desde el plano del contenido y de la expresión, sino también respecto del mayor o menor ajuste entre uno y otro.

Convendría, no obstante, que esta valoración subjetiva se efectuara con un cierto grado de eclecticismo, sin adoptar posturas dogmáticas; y, en cualquier caso, habrá de estar fundamentada con lógica y coherencia, y poner de manifiesto el nivel de madurez intelectual y humana alcanzado. Porque sólo de esta manera el ejercicio de la capacidad crítica se convierte en un factor de enriquecimiento personal.

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